Para hablar sobre cómo se relacionan decisiones y valores personales, necesitamos tener claro acerca de qué estamos hablando. Ya he dado una definición de la toma de decisiones.
La definición de valor del diccionario es “un principio, estándar, o cualidad considerada valiosa o deseable”.
Los valores son una fuerza de motivación mayor para la gente porque categorizan el cómo dan significado, valor e importancia a las cosas. Cuando los valores de una persona encajan, se siente completo y satisfecho. Si los valores no encajan, hay un sentido de insatisfacción, incongruencia e inquietud. Esto es algo que debemos mantener en mente durante procesos de persuasión y negociación.
Algunos ejemplos de valores son salud, placer, reconocimiento, seguridad, integridad, éxito y honestidad. Estos son términos bastante subjetivos, lo que significa que pueden tener diferentes significados para diferentes personas. O incluso pueden ser diferentes para la misma persona en momentos distintos.
Entonces, ¿cómo la toma de decisiones y valores personales están relacionados? Nuestros valores personales tienen una gran determinación sobre nuestras metas y resultados en nuestra vida. Las metas que elegimos son la expresión externa de nuestros valores personales. Y, el hecho de tomar una decisión está basado, de forma similar, en nuestros valores centrales. Para empezar, ¡incluso la elección de tus metas requiere una toma de decisiones!
Los valores de una persona determinan cómo percibe cualquier situación particular. Alguien que valora la “seguridad” se aproximará a una situación comprobando la seguridad versus el peligro. Una persona que valora la “excitación” tendrá una perspectiva diferente de esa misma situación y buscará diferentes tipos de experiencias.
Ahora comprendes cómo la toma de decisiones y valores personales se dirigen mutuamente. Los valores determinan el conjunto de resultados y la toma de decisiones diseña cómo alcanzar dichos resultados. La toma de decisiones, entonces, está organizada para asegurar los valores personales que están unidos a ella.
¿Cómo podemos beneficiarnos de la interacción entre la toma de decisiones y valores personales? Bien, primeramente, si quieres saber cuáles son tus valores personales, sólo necesitas pensar sobre algunas decisiones que has hecho. ¿Qué era lo más importante para ti en ese momento? ¿Qué otros factores consideraste? De todos esos factores cuál era el más importante? ¿Y el menos importante?
A veces es más fácil que otras personas señalen cuáles piensan que son tus valores. Puede ser útil preguntar a personas de tu confianza acerca de cuáles son tus valores y acerca de tu proceso de toma de decisiones. ¿Por qué? Porque cuando sabes cuáles son tus valores personales, la toma de decisiones llegar a ser infinitamente más fácil.
La identidad y la personalidad de una persona se “mantienen unidas”, podríamos decir, que por sus valores y creencias. Y, sabemos cómo tomar decisiones y valores personales están íntimamente conectados. Saber cómo tomar decisiones que satisfagan tus valores personales significa que tu percepción sobre ti mismo se fortalece en cada decisión. Por el contrario también puede haber algunas decisiones que pueden debilitarte o fragmentar el sentido y la percepción que tienes sobre ti mismo. (Ver la sección sobre control mental para saber más sobre esto.)
"No es difícil tomar decisiones cuando sabes cúales son tus valores.."
- Roy Disney
Considera cómo esto podría ocurrir en un grupo, donde personas diferentes mantienen diferentes valores que incluso pueden ser opuestos entre sí. O, pueden mantener el mismo valor pero siendo expresado de forma diferente. A menos que haya un cambio fundamental, cualquier decisión significará que los valores de alguien no se están teniendo en cuenta. Una estrategia útil aquí (o en cualquier grupo o equipo de trabajo que está desarrollándose) es que cada miembro se pueda identificar con alguno de los valores que comparten. Definir valores compartidos es un método poderoso para generar cohesión en grupos.
De manera similar, saber tus propios valores significa que, si hubiera un conflicto, podrías rápida y fácilmente reorganizar tu grupo de valores de manera que te permitan tomar una decisión efectiva.
Un ejercicio rápido para determinar tu propia jerarquía de valores es coger una actividad simple, tal como lavarte los dientes, peinarte o ponerte los calcetines.
Pregúntate “¿Qué tendría que ocurrir para que no hiciera esta actividad?”
Después pregúntate “Si eso ocurriera, ¿qué tendría que ocurrir para que yo hiciera, de tomas maneras, esa actividad?”
Y, “Si eso ocurriera, ¿qué tendría que ocurrir para que yo no hiciera la actividad?”
Repite estas preguntas 2 o 3 veces hasta que no puedas ir más adelante.
Esto te dará una lista de tus propios valores personales en orden de importancia para ti.
Muchas personas sólo están conscientes de forma vaga acerca de cuáles son sus valores, aunque los valores laborales son en un nivel muy profundo motivaciones para ellas. Estar plenamente consciente de nuestros valores significa protegernos de la manipulación de otros e incrementar nuestras habilidades para la toma de decisiones.
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